Después de estar confinados perimetralmente un buen tiempo, había ganas de patear. En esta ocasión, mi tocayo Jesús y un servidor, Ezules, nos fuimos a Lugros. Queríamos subir por la Dehesa del Camarate hacia la zona del Picón de Jérez. No es la mejor fecha para patear por la Dehesa, pues no se ve el bosque en su mejor color. Pero el no encontrar a nadie siempre es un buen aliciente.
Fotillos del asunto, de Jesús y Jesús.
Jesús echando un vistazo al gps
Fotillo pa los nietos...
Bonito empedrado...
Ciclista, único de los pocos que vimos por allí.
Tentaero...
Picoteillo
Aquí nos cruzamos con los de Medio Ambiente... Charla y fotillo
Arriba, el Picón de Jerez (3.123 m)
Aquí reponiendo fuerzas...
Regreso
Eso dio el sábado de sí.
Habrá que volver en otoño para ver el bosque en su color más característico.
Taotra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario